lunes, 18 de mayo de 2009

Necroilógica

Hagamos un trato, compañera,
sellado con hierro y seda:
no nos desprendas por pares
si te parece, cruel damisela,
de quienes llenaron sus venas
de amor, música y poemas
y supieron con su sangre
rebosar también las nuestras.
primero te llevas al músico;
tras él nos arrancas al poeta.
¿A qué aferrarse entonces
cuando la inspiración se queda soltera?
¿Acaso pretendes jodida
que la musa radiante se muera?
porque ella sin genios no existe
y también viceversa.
Ahora escuálida, poco o nada se alimenta
y con semblante taciturno
desfallece por la pena,
de saber que sin remedio
a trabajos forzados la condenas.